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DE LA CÁBALA AL PROGRESISMO – Padre Julio Meinvielle

370 páginas
15 x 22 cm.
Ediciones Epheta
Argentina, 1994

Encuadernación rustica.
Precio para Argentina: 95 pesos
Precio internacional: 24 euros

“De la Cábala al Progresismo”, con prolijidad exhaustiva indaga las fuentes y precisa las diversas vertientes de la Cabala y el Gnosticismo que luego confronta con la Revelación cristiana viejo y neotestamentaria a la luz de la fe.
Dos partes bien diferenciadas aunque intrínsecamente conexas abarca este libro: La tradición judeo – católica y la tradición gnóstico -cabalista a través de la historia humana. Aquí se inserta la triple interpretación de la Cábala, aparte su interpretación cristiana relacionada con la Revelación de la Sagrada Escritura y la doctrina patrístico -teológica y, sobre todo, del Magisterio de la Iglesia. Se trata, en efecto, de la interpretación naturalista, donde cabe la enseñanza de El Zohar, la interpretación ocultista de la misma y la judeo – masónica – diabólica.
La otra parte desarrolla – sin dejar de rastrear sus antiguos orígenes o antecedentes desde el siglo XVI antes de Cristo – la alteración del gnosticismo cristiano inoculado por una Cábala desviada y errónea, cuya andadura arranca desde los umbrales del cristianismo, atraviesa la Edad Antigua y Media, penetra en el Renacimiento y en la Edad Moderna con su cénit en el Idealismo Alemán, hasta cuajar contemporáneamente en un cristianismo cabalístico plasmado gnósticamente.
Hay una tercera parte: La metafísica cristiana y el problema de Dios, del mundo y del hombre. Con la robustez y la claridad meridiana de la metafísica tomista que ha caracterizado a nuestro autor y en pro de la teología del Doctor Angélico sostenida y propiciada por la Iglesia hasta la fecha, resalta a todas luces el antídoto católico respecto del veneno gnóstico – cabalístico del progresismo actual que hoy empozoña la doctrina católica.

ÍNDICE

Prólogo   ………………………………………………………………………. ……. 5

Capitulo I.   La tradición judeo-catolica y la tradición gnóstico-
cabalista a través de la historia humana ……………..         11
Las dos tradiciones orales …………………………………………….         11
La tradición judeo-católica ……………………………………………         13
Las tres economías de la tradición judeo-católica …………. …… 15
El Concilio Vaticano II reconoce las tres economías de la tradición judeo-
católica …………………………………………………………………..        16
La Cábala antigua de los judíos …………………………………….        18
Perversión de la Cábala judía ……………….. »……………………        19
Contenido de la Cábala pervertida ………………………………..        21
La tradición primordial…………………………………………………. …… 24
Contenido fundamental de las dos Cábalas o tradiciones.       26
Etapas de la Cábala pervertida judía …………………………….       28
La mezcla de tradiciones y pueblos en el siglo VI antes de Cristo                        29
La gnosis hebraica…………………………………………………………       34

Capítulo II.   Las diversas interpretaciones de la Cabala      39
I.   La interpretación cristiana de la Cábala …………………….. 39
La ley escrita y las dos leyes orales; una legal, la otra mística o cabalística                 40
Principales doctores de la Cábala. El Zohar …………………..       41
Tratados y libros complementarios del Zohar ………………..       42
Idea verdadera de la Cábala. Su uso en la Sinagoga……….       42
La emanación de la Cábala y los diez sefirot o esplendores. Los tres esplendores supremos                          43
Los siete esplendores comprendidos bajo la denominación de Conocimiento o los atributos divinos         ……………………………………………………. ………………………………… 45
Los siete Espíritus del Apocalipsis, I, 4…………………………        46
Las siete luces deslumbrantes en el Apocalipsis, IV, 5, y los siete ojos
de Jehová en Zacarías, IV, 10 ………………………………….        47
El árbol cabalístico. Et nolite tangere…………………………… …… 48
Extractos de libros cabalísticos ……………………………………. …… 50
II.    Interpretación naturalista de la Cábala ……………………. 56
El Zohar   ……………………………………………………………………..       58
Obras que componen el Zohar………………………………………..       58
El En-Sof. El mundo de los Sefirot ………………………………..       59
El Adán Kadmon ……………………………………………………………       60
Dios y la nada ……………………………………………………………….       61
Mística y dialéctica . …………………………………………………….       62
El “punto primordial”, centro de la teogonia y cosmogonía        63
El panteísmo del Zohar…………………………………………………. ….. 65
Lo sexual en el Zohar ……………………………………………………       66
El origen del mal ………………………………………………………….       68
La doctrina del alma……………………………………………………..       69
La doctrina del Tzimtzum ……………………………………………..       70
Dios se plasma a sí mismo …………………………………………….       72
El proceso de restitución en Dios y en el hombre …………..      73
La metempsicosis …………………………………………………………       74
III.    Interpretación ocultista de la Cábala ………………………. ….. 74
Antigüedad de la Cábala según los ocultistas ………………..      75
Enseñanzas de la Cábala sobre el hombre …………………….      76
Enseñanzas de la Cábala sobre el universo ..  ………………..      78
Enseñanzas de la Cábala sobre Dios ……………………………..      78
Influencia de la Cábala sobre la filosofía ………………………      79
El mundo de los “Quliphah” o demonios …………………………      80
IV.    La Cábala judeo-masónica-diabólica ………………………….      84
El libro de Meurin …………………………………………………………      85
La Cábala es una mezcla de todos los cultos paganos…….      86
Aplicación política del Kether-Malkhuth………………………..      87
Conclusión de este capítulo segundo …………………………….      89

Capítulo III.   La existencia de una gnosis judaica desde el siclo xvi antes de Cristo                      91
La práctica de los misterios en Israel ……………………………. …. 91
Misterios egipcios ……………………………………………………….. …. 99
Exportación de los misterios ………………………………………… …. 100

Capítulo IV.   El gnosticismo cristiano o un cristianismo alterado por la Cabala                          105
Origen judío del gnosticismo cristiano…………………………… …. 106
Gnosticismo judaico …………………………………………………….. …. 108
En qué consiste el gnosticismo cristiano ………………………     109
El gnosticismo cristiano……………………………………………….. … 110
Esencia del gnosticismo cristiano …………………………………     114
Desarrollo de los sistemas gnósticos………………………………     115
El sistema de Simón el Mago ………………………………………..     115
La gnosis valentiniana ………………………………………………….     118
Esencia de la gnosis valentiniana …………………………………     121
Significación de Alejandría en la polémica gnóstica……….     124

Capítulo V.   La influencia cabalista en la edad antigua y media       127
El maniqueísmo ……………………………………………………………     12′
La herejía arriana …………………………………………………………     131
De los maniqueos a los albigenses…………………………………     132
Los templarios ……………………………………………………………..     13o
Juan Scoto Eriúgena…………………………………………………….. … 13 (
Apreciación general sobre Eriúgena……………………………….    143
Joaquín de Fiore  …………………………………………………………. … 146
Conclusión general de este capítulo………………………………    151

Capítulo VI.   La metafísica cristiana y el problema de Dios, del
mundo y del hombre                                                           153
¿Existe una metafísica cristiana?……………………………..    153
¿ Qué problemas envuelve la metafísica cristiana?……    154
La metafísica cristiana frente a la polémica antignóstica                    156
Desarrollo de la metafísica cristiana …………………………    157
Culminación en Santo Tomás de la metafísica cristiana       159
6. Las grandes tesis de la metafísica tomista………………….      160
Las vías tomistas de la existencia de Dios…………………. …. 161
La trascendencia del esse, del ser de los entes……………      161
7   La creación del hombre y los problemas antropológicos       464
8.  El hombre, por el don de la gracia, participa de la naturaleza divina            164
Conclusiones…………………………………………………………………      165

Capítulo VII.   Penetración de la Cabala en el mundo cristiano ..     167
Los comienzos de, la Cábala cristiana en España………….. …. 168
Pico de la Mirándola y el ambiente italiano de la Cábala cristiana ….         169
Jean Reuchlin ……………………………………………………………… …. 170
La edad de oro de la Cábala cristiana en Italia . …………. …. 172
El desarrollo de la Cábala en Alemania………………………..     174
La Cábala cristiana en Francia……………………………………..     175
La Cabala cristiana en Inglaterra..   ……………………………..     177
La Cabala entre los protestantes…………………………………. … 177
La Cabala cristiana y ia filosofía oculta ……………………….     179

Capítulo VIII.   La Cabala, una vez íntroducida, trabaja en el mun-
do cristiano con Boehme, Spinoza y Leibniz…………… … 181
Los precursores…………………….. …………………………………….     181
Jacobo Boehme …………………………………..  ………………………. … 184
La noción de Dios…………………………………………………………..    184
La creación ex nihilo …………………………………………………….    185
La antropología ……………………………………………………………    187
El hombre se salva a sí mismo……………………………………….    187
Juicio sobre el pensamiento de Boehme…………………………    189
Baruj Spinoza…………………………………………………………………    190
Gottfríed W. Leibniz ………………  …………………………………….    196
Conclusión del capítulo………………………………………………….    198

Capítulo IX.   La Cabala actúa abiertamente a través del idea-
lismo alemán  ………………………………………………………..      199
Fichte……………………………………………………………………………    199
Shelling…………………………………………………………………………    202
Hegel  …………………………………………………………………………..    202

Capítulo X.   La filosofía moderna, en camino de la negación de
Dios y de la divinización del hombre                                 209
El principio de la inmanencia…………………………………….      210
El principio de la inmanencia implica la negación del principio de contradicción y el ateísmo                 210
Descartes introduce el principio de la inmanencia como el primer principio de la filosofía                   ………………………………………………………………………………………. 212
Spinoza introduce la inmanencia metafísica………………      214
La inmanencia metafísica y dinámica del idealismo alemán              215
El drama del humanismo ateo…………………………………… …. 217
Nietzsche y la muerte de Dios ………………………………….. …. 218
El principio de la inmanencia en la política moderna… …. 220
La Revolución moderna…………………………………………….. …. 224

Capítulo XI.   Diversos caminos manifiestan la invasión de la Cabala en el mundo cristiano                   227
Las líneas cabalísticas del esoterismo ……………………..     227
Las doctrinas hinduistas y el Occidente cristiano…….. …. 232
El Ocultismo …………………………………………………………..     234
La línea cabalista de la filosofía hegeliana……………….      236
La gnosis de la dialéctica revolucionaria comunista… … 241
La línea cabalista schopenhaueriana……………………….. … 244
El nihilismo de Nietzsche………………………………………… …. 246
Freud y Jung, o la corriente psicoanalítica de la Cábala                  247
La línea cabalista de Heiddegger ……………………………..     252
10. La Cábala y la cultura de masas…………………………….. … 253

Capítulo XII.   La Cabala dentro de la Iglesia o el progresismo
cristiano                                                                                257
Relativismo en la Revelación y en la teología…………..     257
Se pone en cuestión el carácter histórico de la Escritura                    261
Los teólogos de la nueva teología hechos el primum movens de la Iglesia                            262
El progresismo tiende a debilitar la firme verdad de la existencia de Dios ……………………………………………………………………     265
5.  Algunos teólogos nuevos ponen en cuestión el misterio de la Santísima Trinidad y el de la Encamación                                                                                             .. 271
6. No faltan teólogos que pongan en duda la existencia de Satán                                 273
7   Se niega el pecado original originante……………………… ……. 273
Se construye una imagen demasiado humana de la Persona de Cristo                              277 .
Se cercenan los privilegios marianos y, de modo particular, su vir­ginidad                         283
Rebajamiento del carácter y de la autoridad de la Iglesia                        283
La nueva teología cuestiona asimismo la transubstanciación                                287
Se cuestiona el valor histórico de los relatos evangélicos, inclusive el de la resurrección del Señor …………………………………        292
El cristianismo anónimo de Carlos Rahner………………..        292
La justificación en Karl Barth y en Lutero…………………        294
Se cuestionan el cielo y el infierno ………………  ………..        296
Sustitución de la moral tradicional, fundada en la teología y la ley natural, por una moral fundada en la Crístología y en la situación                                                                                                  296
La secularización del cristianismo, aun en los teólogos católicos ..                      3Q2
Culto y oración en un mundo secularizado……………….. …… 317
Algunos hechos que anticipan la nueva Iglesia secularizada                   319

Capítulo XIII.  Hacia un cristianismo cabalístico                   321
La esencia del error gnóstico y cabalístico………………………       324
La esencia del error gnóstico expresada equivalentemente por alguna nota predominante                                    329
El progresismo de los teólogos, una primera etapa de un gnosticismo cristiano        337
El gnosticismo del Catecismo Holandés                            346
El gnosticismo de Karl Rahner……………… 344
El teilbardismo, una etapa plena de gnosticismo                380
Conclusión………………………………………………….. ….. 359

INTRODUCCIÓN

– I –

Cuando se publicó la primera edición argentina de este libro (1970) tuvimos la oportunidad de comentarlo, en vida todavía de su autor, en la revista “Tiempo Político” (Buenos Aires, Nº 3, 14 de octubre de 1970, página 15). Esta segunda edición nos permite dilucidarlo con una prolijidad mayor. Se trata, en los párrafos siguientes, de una introducción sin los alcances de un estudio preliminar con mayores fustes.
Ante todo cabe subrayar que se trata del último libro del Pbro. Julio R. Meinvielle que remata el itinerario de todo un pensamiento e investigación a través de casi cuatro décadas a partir de su “Concepción católica de la Política” (1932) y “El judío en el misterio de la historia” (1936). Si es amplia la gama de los temas que trató el autor – cabe subrayar la economía y la política, amén de los problemas teológico – culturales y eclesiástico -políticos – en libros, conferencias y mediante una labor periodística copiosa, sostenida y de alto nivel cultural, todos ellos ampliamente conocidos en nuestro ámbito argentino, destácanse con nítido y recio perfil dos: su controversia – porque no fue otra cosa – con el filósofo tomista Jacques Maritain, a propósito del problema de la persona y la ciudad, su crítica de la concepción del mismo sobre la persona humana de cara al pensamiento de S. Tomás de Aquino y, en última instancia, su parentesco intelectual y reivindicativo del liberalismo católico del padre Hugo Felicidad Roberto de Lamennais (1782 – 1854), condenado por el Papa Gregorio XVI en la encíclica “Miran vos” del 15 de agosto de 1832 (*). El otro tema versa sobre la teología de la historia cuya cima es el presente libro.
En efecto, desde su opúsculo “Los tres pueblos bíblicos en su lucha por la dominación del mundo” (1937), “El comunismo en la revolución anticristiana” (1961) y “Teilhard de Chardin o la religión de la evolución” (1965) hasta “La Iglesia y el mundo moderno” (1966) y sin menoscabo de otras publicaciones más sucintas y circunstanciales, el autor ha desarrollado una cosmovisión teológica de la historia en función del papel instrumental salvífico de la Iglesia Católica relacionado con sus obstáculos extra e intramuros. En este aspecto sitúa al progresismo cristiano. Y al indagar sus raíces devela su intrínseco fondo gnóstico – cabalístico (**).
“De la Cábala al Progresismo” no es un ensayo, no sólo por su extensión sino por la Intima coherencia que guardan entre sí sus partes. Su envergadura exige un orden de lectura, sin mengua de su desarrollo paso por paso, a la vez heurístico y hermenéutico. Cabe aquí subrayar el talante del autor: estudia el tema como un teólogo dogmático.
Con prolijidad exhaustiva indaga las fuentes y precisa las diversas vertientes de la Cabala y el Gnosticismo que luego confronta con la Revelación cristiana viejo y neotestamentaria a la luz de la fe – lumbre primordial de toda elucidación teológica – y sobre la base de las definiciones dogmáticas del Magisterio eclesiástico que conlleva la doctrina patrística penetra, analiza y sistematiza las verdades reveladas por Dios, haciendo explícito lo virtualmente revelable en conclusiones que guardan con aquellas una coherencia formal y plena, sin soslayar la integración metódica y sustantiva de todas las verdades naturales que las mismas asumen y exigen. En este orden el teólogo dogmático goza del fuero de exponer, indagándolo y rechazándolo, toda suerte de error que contraría la verdad revelada y salvífica.

– II –
Antes de señalar la estructura del presente libro cuya andadura histórico – sistemática exige la atención de los especialistas por su tan condensada índole, es oportuno mencionar los autores o fuentes principales aducidos por el autor en las dos partes que lo componen.

El Libro del Esplendor (Sepher Ha-Zohar), según diversas ediciones, código de la Cábala y biblia de los cabalistas.

Las grandes corrientes de la Mística Hebraica, Los orígenes de ¡a Cábala y La Cábala y su simbolismo: los tres de Gershom Scholem, que ha seleccionado y editado, además, El Zohar, ya mencionado y cuyo autor es el judío español del siglo XIII Moisés de León.

Introducción al pensamiento judío de la Edad Media, de Georges Vajda. La Cábala denudata, de Knorr von Rosenroth. Y la Cábala práctica, de Robert Ambelain.

Los orígenes de la Cábala, de Adolfo Franck. La Cábala, tradición secreta del Occidente, de Gérard Encausse llamado el Mago Papus.

Las obras de Claude Tresmontant: Estudios de la metafísica bíblica, Las ideas maestras de la metafísica cristiana, La metafísica del cristianismo y la crisis del siglo XIII.

En el mismo orden: El judío, el judaismo y la judaización de los pueblos cristianos, de Gougenot des Mousseaux. Filosofía de la masonería, de Mons. León Meurin S. J. Y Armonía entre la Iglesia y la Sinagoga, de Drach, famoso judío convertido.

Respecto de la Tradición autentica, la judeo – católica, que no mira propiamente al pasado sino que mira a Cristo, contrapuesta a lo que sostiene Rene Guénon, se tienen en cuenta de éste: El Rey del Mundo, La crisis del mundo moderno, El reino de la Cantidad y el signo de los tiempos y El simbolismo de la Cruz, entre otros escritos.

Dos partes bien diferenciadas aunque intrínsecamente conexas abarca este libro: La tradición judeo – católica y la tradición gnóstico -cabalista a través de la historia humana. Aquí se inserta la triple interpretación de la Cábala, aparte su interpretación cristiana relacionada con la Revelación de la Sagrada Escritura y la doctrina patrístico -teológica y, sobre todo, del Magisterio de la Iglesia. Se trata, en efecto, de la interpretación naturalista, donde cabe la enseñanza de El Zohar, la interpretación ocultista de la misma y la judeo – masónica – diabólica.
La otra parte desarrolla – sin dejar de rastrear sus antiguos orígenes o antecedentes desde el siglo XVI antes de Cristo – la alteración del gnosticismo cristiano inoculado por una Cábala desviada y errónea, cuya andadura arranca desde los umbrales del cristianismo, atraviesa la Edad Antigua y Media, penetra en el Renacimiento y en la Edad Moderna con su cénit en el Idealismo Alemán, hasta cuajar contemporáneamente en un cristianismo cabalístico plasmado gnósticamente.
Hay una tercera parte, a horcajadas de las dos mencionadas (capítulo 6º): La metafísica cristiana y el problema de Dios, del mundo y del hombre. Con la robustez y la claridad meridiana de la metafísica tomista que ha caracterizado a nuestro autor y en pro de la teología del Doctor Angélico sostenida y propiciada por la Iglesia hasta la fecha, resalta a todas luces el antídoto católico respecto del veneno gnóstico – cabalístico del progresismo actual que hoy empozoña la doctrina católica. Sobre la base de la distinción esencial entre el orden natural y el orden sobrenatural -que no se oponen, puesto que el segundo supone, sana y perfecciona al primero – y la omnímoda iniciativa salvífica del hombre por parte de Dios, quedan sólidamente refutados todos los errores que no sólo secularizan el sentido religioso de la vida y endiosan al hombre sino que también intramundanizan y carnalizan su soteriologia absolutamente sobrenatural.
La ubicación de esta tercera parte – que en la paginación de la obra ocupa un lugar intermedio – no es fortuita ni azarosa, pues fundamenta la interpretación de la Cábala sana o “buena”, revelada por Dios en ambos Testamentos que abarcan toda la economía salvífica en su plenitud – tal es el significado originario de cábala: ¡o revelado, lo enseñado, lo entregado. Y así resulta el cartabón respecto de ¡as interpretaciones desviadas y erróneas de la misma conforme lo señala el autor ya desde las primeras páginas a tenor del citado Doctor Angélico.

 

-III-

Se pueden – sobre este bastidor – subrayar los puntos fundamentales de este libro cuyas diversas lecturas no se empalidecen sino que confluyen en un estuario diáfano y unificante.
Ante todo la noción de Cábala. Aparte su diversa grafía que aquí no hace al caso, etimológicamente esa palabra significa recepción y, extensivamente, tradición. Un término usado primitivamente para designar la enseñanza oral por oposición a la ley escrita. Se lo consideraba v. gr. al Pentateuco como incompleto o no plenamente suficiente para abarcar en su totalidad o de una manera suficientemente explícita la ley divina.
De ahí la necesidad de una interpretación juiciosa y autorizada merced a las explicaciones recibidas por Moisés en el Sinaí en sus conversaciones con Dios y transmitidas de viva voz a los “ancianos del pueblo”, de éstos a los profetas y luego a los miembros de la Gran Sinagoga. Estribada en el texto bíblico, la Cábala quedó jerarquizada como una interpretación legítima de la Thorá. Sobre el aire de su anclaje escriturístico fué prevaleciendo la interpretación en cuanto tal; anclaje en aras de un sentido de ortodoxia que no perturbara al pueblo llano y rudo, siendo la interpretación un fuero propio de los sabios e iniciados.
Este método – puede decirse – no careció de peligros. Las explicaciones del Talmud – o doctrina -, en cuanto recopilación de las leyes y tradiciones religiosas del judaismo postbíblico, dividida en dos partes: Mishna (s. II d.C.) o segunda ley, y Gemara (s.II-V)o complemento exegético de los textos conservados, han venido regulando – sin ser una doctrina hermética – la vida religiosa y jurídica de las actuales comunidades hebreas. Esto fué exigiendo explicaciones extrañas o ajenas al mismo texto bíblico, particularmente en lo que atañe a cuestiones cosmogónicas relacionada» particularmente con las primeras páginas del Génesis – y metafísicas  en función éstas de la visión de Ezequiel. Consideración metafísica que va impregnándose de la esencia divina de un emanantismo, que culmina en El Zohar. La imaginación reemplaza a la razón resaltando la teurgia y la simbolización demiúrgica. Así el Libro de Henoch con sus fantasías escatológicas respecto de los misterios celestes y secretos divinos, y en otros un desmesurado antropomorfismo ejemplarizado en el famoso Adam Kadmon, figura originaria y ejemplar de Dios que, al realizarse en el hombre autosuficiente y perfecto, plenifica en su retorno al mismo Dios.
Paralelamente surge el misticismo de las letras y los números que sirven a la palabra como elementos para formar la esencia y el principio de todo, siendo la fuente de doctrinas misteriosas y constituyendo los tipos que explican la construcción del universo, dando cabida, en este aspecto, a la función sexual, no sin velos de cierto ascetismo.
En suma, la Cábala termina por revestir esta enseñanza esotérica (***). No pretenden estas palabras liminares elucidar este proceso, desarrollado eruditamente por el autor. Baste señalar las líneas fundamentales del Libro del Esplendor, El Zohar (capitula 2º).
Dice el autor que este libro – El Libro del Esplendor – es el libro actual de la Cábala, actualizado en el siglo XIII por Moisés de León, que reúne en un único y mismo volumen tradiciones orales antiquísimas, buenas y malas, las de Dios y las del Diablo “inextricablemente mezcladas”.
Esto da pie a ¡as diversas clases de cábala – como dijimos y luego veremos.
El Zohar se presenta, ante todo, como el acabamiento y el precipitado de ideas y doctrinas esparcidas e incoherentes, heterogéneas y heterodoxas desde largo tiempo en circulación entre ciertos doctores judíos, y se presenta como un emblema de verdad gracias a cierta tradición secreta e infalible que se llama la Cábala. Merced a una homofonía y sinonimia de combinaciones de letras y números, de proposiciones dogmáticas, de parábolas, de aforismos y de fábulas, nos brinda una filosofía, una teosofía, una teología, una cosmogonía, una física, una ética, una referencia a la astronomía, a la astrología, a la alquimia, a la medicina ordinaria y oculta, a la botánica, a las supersticiones tocantes a los exorcismos, los amuletos, ¡as quiromancias, la fisionomía, a todas las formas de taumaturgia y de teurgia, a un misticismo vacío y a una práctica indefinible incapaz de definida comprensión. Se trata de una selva de ideas tanto del Oriente como del Occidente donde lo vil y más grosero son valorizados como ¡as perlas más puras.
Dejando aparte sus divisiones, interesa su doctrina. Ante todo Dios y los Sephiroth. Dios puede ser considerado en sí y en sus manifestaciones. En sí. Dios es un ser indefinido, vago, invisible, inaccesible, sin atribuciones precisas, semejante a un mar sin riberas; un abismo sin fondo, un fluido sin consistencia, incapaz de ser conocido y menos de ser representado por una imagen, por un nombre, por una letra o por un punto.
Lo que podría definirlo sería el Sin – Fin, el Indefinido o En-Soph, es decir lo que no tiene límites e incluso el No – Exixtente, el No-ser o “ayin” -inconcebible, inaccecible al espíritu. Pero desde el momento en que Dios se manifiesta, deviene accesible y cognoscible; puede ser nombrado y cada nombre que se le da no es sino una manifestación, una exteriorización de su ser. Y se manifiesta de diez maneras mediante los “Sephiroth”: la Corona, la Sabiduría, la Inteligencia, la Gracia, la Justicia, la Belleza, el Triunfo, la Gloria, el Fundamento y la Realeza. Nombres – dice El – Zohar – usados por la Biblia para referirse a Dios.
Pero ¿cómo pasa Dios del no – ser al ser? ¿de lo indeterminado a lo concreto? ¿ de la potencia al acto? En otros términos ¿ cómo deviene de inaccesible a accesible, de incognocible a cognocible? Es debido a una ley inherente a su naturaleza. El – Zohar atribuye esta manifestación de Dios a una concentración de Dios en sí mismo, a una condensación de su ser. Y la gráfica en una suerte de emanación, si bien bajo el imperio de su voluntad. Todo este proceso, empero, queda sin demostración.
Y así, desde que Dios se concentra en el primer Sephiroth, La Corona, que apenas se distingue del En – Soph, Dios cesa de ser el indeterminado. Esto es el punto inicial, un punto puro, la letra “iod”, el aire primordial que se extiende a todo, la fuente primera de donde surgen todas las aguas, la luz primordial que expande por todas las dimensiones sus rayos, el color blanco que encierra todos los colores y, en términos filosóficos, la sustancia primera. Este primer centro que limita y envuelve el punto central funciona a guisa del nudo del círculo siguiente y éste al del tercero, etc. hasta el décimo. Cada círculo, limitación o determinación del En – Soph, es una “Sephira”, es decir una manifestación de Dios,un medio de nombrar a Dios. En esta secuencia llegamos a la forma humana que es la forma perfecta que contiene las demás formas y, por ende, debe encontrarse en Dios de una manera supereminente, llamándolo a Dios, en forma antropomórfico, el Adán celeste, el Adam-Kadmon, el primer principio, el modelo de lodo, el macrocosmos.
No es el momento de explicitar el desarrollo del resto de los Sephirot, pero el décimo, la Mercaba o carro misterioso, es referido a la teofanía de Ezequiel.
Mediante el proceso de los Sephirot los cabalistas han tratado de resolver el problema de la creación. Ellos tratan de salvaguardar la dignidad divina sin comprometerla con el contacto inmediato de la materia y explicar la existencia del universo con su naturaleza finita, imperfecta y perecedera. Pero queda sin respuesta la diferencia esencial entre el Creador y lo creado. Surge así una incoherencia en El – Zohar entre la enseñanza tradicional del monoteísmo y la creación y la doctrina de una emanación más o menos velada y acabada, con sabor panteísta. En todo caso recurre a la gnosis y sus meandros, así como el Adam Kadmon apela a un pleroma definitivo. Difiere, sin embargo, de la gnosis estricta en cuanto que no es materialista; en todo caso los Sephiroth se asemejan a las energías de Filón y de los neoplatónicos, con la emanación desde el absoluto del “nous”, de ¡a “psijé” y de la “físis”: tríada que será recordada en la mentalidad moderna por la tesis, la antítesis y la síntesis.
Sobre lo dicho – y así lo explica el autor – debe interpretarse el mundo, los ángeles y ¡os demonios, el hombre y su papel en la tierra, la metensipcosis, el infierno, el cielo y el Mesías. Este se reduce a la autosalvación del hombre por sí mismo que inexorablemente retorna a Dios a quien plenifica.
Como cifra de El – Zohar – magüer no alcanza el intramundanismo secularizante del idealismo moderno – resalta la tríada del emanantismo, el evolucionismo y el panteísmo latente o explícito. Filosóficamente una negación de la analogía identificando el no- ser originario con la manifestación y desarrollo del ser. El – Zohar es a la manera de un péndulo entre una Cábala buena que conserva todavía elementos escriturísticos y una Cábala por lo menos naturalística sin mengua de sus perfiles diabólicos. No se sumerge en una total intramundanización pues reconoce el hecho de la creación, aunque inmanentista, pero en cuanto a los efectos secularizantes del gnosticismo moderno es lo mismo; de hecho, históricamente, es su raíz.
Lo dicho sobre El – Zohar nos permite dilucidar los diversos tipos de Cábala. Una la cristiana, cuyo exponente principal en el medioevo ha sido el beato Raimundo Lulio, entre otros. El autor sigue al citado judío converso Drach reconociéndole su posición tradicionalista con un punto de vista apologético y confesional. Se trata, sin embargo, de un saber teosófico en relación con el cristianismo. Remonta sus enseñanzas hasta Moisés e incluso hasta Adán, recogiendo toda la tradición patriarcal con el sello – en frase de S. Agustín -de la verdadera religión, sin ninguna innovación rabínica, estableciendo que el Redentor de Israel sería a la vez verdadero Dios y verdadero hombre, ofreciéndose a Dios para cargar sobre sí la expiación de todos los pecados de los hombres; realmente el Mesías, cosa que los doctores de la Sinagoga moderna niegan obstinadamente. Y su redención plena de universalidad conforme al anuncio de los profetas auténticos.
El segundo tipo o clase de Cábala es el naturalista con un sabor netamenta panteísta, expuesta por los citados Adolfo Franck y Gershom Scholem. Su meollo esta cifrado en El – Zohar – según hemos detallado – manifestándose como una teosofía racionalizada, lastrada de un simbolismo místico. La tercera clase de Cabala es la ocultista o esotérica, según la exponen Eliphas Levy, Papus – ya mencionado -, Saint Yves d’Alveydre, etc. Estos autores la remiten hasta la más remota antigüedad, hasta la India, con toda la mentalidad brahamánica, las enseñanzas de Confucio, el antiguo Egipto y el Pitagoreísmo, hasta atribuirse el mismo Apocalipsis de S. Juan como el verdadero esoterismo cristiano. Enseña nítidamente la emanación -y no la creación “ex nihiio” como las precedentes-, la reencarnación y una verdadera involución – evolución en lo que atañe a la misma vida divina y el mundo.
Y la cuarta clase de Cábala es la judeo – masónica – diabólica, mezcla de todos los cultos paganos, refutada por León XIII en la encíclica “Humanum Genus” (20 de abril de 1884). El citado libro de Mons. León Meurin la analiza prolijamente, señalando al judaismo que ha rechazado al Mesías y considerándose el pueblo mesiánico por antonomasia con exclusión de todos los demás y como el instrumento de la destrucción de la Iglesia receptora de la redención total de Cristo, viejo y neotestamentaria. En este sentido esta Cábala carnaliza lo sobrenatural, llevando en aras de un craso panteísmo a la adoración del hombre. Es por otra parte la médula de todo gnosticismo anticristiano y, por ende, secularizador.
Aquí cabe una palabra sobre el gnosticismo. Hay que distinguir -dice el autor – ante todo entre la gnosis cristiana y el gnosticismo, aún cristiano. La gnosis cristiana considera el conocimiento de Dios y de sus misterios, que los autores antiguos describen como el ideal superior del cristiano perfecto y que la distinguen de la simple fe. Versa sobre el conocimiento de un secreto o revelación que es el designio de Dios de salvar al hombre por medio de Jesucristo. Esta verdad está claramente contenida en los Evangelios y en San Pablo – el autor aduce muchos textos al respecto -, y enseñada por los Padres Apostólicos, especialmente de cara a la herejía gnóstico – v. gr. S. Clemente de Alejandría, Orígenes, S. Gregorio de Nysa, etc.
Pero el gnóstico corre el peligro de alejarse del sentido verdadero de la S. Escritura para elaborar bajo el velo de la alegoría un sistema personal, sin la profundización de la fe; al contrario, en favor de una superación de la fe bautismal y sacramental. El gnosticismo cristiano fué asumiendo este propósito hasta provocar una ruptura ontológica – dice el autor – entre el ser de Dios y el ser de la creatura, fundamentando una continuidad de sustancia en Dios y la creatura, cosa que se sumerge en una total univocidad, base de toda inmanencia. Además subraya el maniqueísmo relacionado con la materia y el principio absoluto del mal, que adquiere una realidad positiva. Desde los primeros gnósticos – v. gr. los Valentinianos, Simón el Mago, etc. – hasta los modernos – como un Baruch Spinoza, un Jacobo Boehme y hasta un Fichte, un Schelling y un Hegel, incluido el evolucionismo religioso de un P. Teilhard de Chardin y el nihilismo de Nietzsche -, se ha ido troquelando una suerte de sincretismo que encierra en proporción desigual elementos judíos, cristianos, persas, babilonios, egipcios y griegos, monista y dualista a la vez, que hace de la realidad divina la única realidad. En este cauce sitúase el tiempo del mundo, la persistencia del Pneuma en el Pleroma, el desarrollo del hombre celeste o Adam Kadmon, la liberación por la auto – revelación, que conjuga la gracia y ¡a libertad en función de una escatología intramundana e inmanentista.
Cabe señalar que en esta perspectiva la palabra “gnosis” tiene mayor extención que la de “cábala”, siendo la matriz del progresismo cristiano. El autor lo demuestra en forma histórico – sistemática desde los umbrales del cristianismo, a partir ya desde el siglo II, recorriendo la Alta Edad Media hasta llegar al Renacimiento, el Mundo Moderno y la ¿poca actual. Resaltan los principios del emanantismo, el evolucionismo y el inmanentismo, no sin rasgos de maniqueísmo las más de las veces, producto, en síntesis, de la univocidad del ser. De ahí la importancia capital del capítulo 6º en pro de la metafísica cristiana y el problema de Dios, del mundo y del hombre, oportunamente subrayado.

-IV-

Hemos señalado la oportunidad de un “ordo legendi”. No puede soslayarse, maguer su estructura erudita, la investigación tanto de la Cábala en El Zohar como del Gnosticismo primitivo. Hay que tener en cuenta, por lo tanto, las dos tradiciones orales: la tradición judeo -católica con sus tres economías de salvación y la Cábala antigua de los judíos, con sus etapas, desde la tradición primordial hasta la mezcla de tradiciones y pueblos en el siglo VI antes de Cristo. En segundo lugar, el uso de la Cábala en la Sinagoga y su interpretación naturalista, ocultista y judeo – masónica – ocultista, sin soslayar la existencia de una gnosis judaica desde el siglo XVI antes de Cristo. En tercer lugar, considerar como la Cábala ha alterado el gnosticismo cristiano o, a secas, el cristianismo. Ponderar articularmente su influencia a través de las diversas herejías – arrianismo, maniqueísmo de los albigenses, el papel jugado por los templarios, el emanantismo de un Juan Scoto Eriúgena y el Renacimiento de un Pico de la Mirándola – y su plena cabalidad en el mundo cristiano de la época moderna con Boehme, Spinoza y Leibniz y en el idealismo alemán culminado en G. F. Hegel. En cuarto lugar. el ingreso con carta de ciudadanía en la misma Iglesia Católica con ¡os teólogos de ¡a “nueva teología” cuyo gnosticismo cristiano no puede sino concluir en un cristianismo cabalístico. En quinto y último lugar confrontar tanto error concentrado y arteramente amañado con la diafanidad de la doctrina de S. Tomás de Aquino. No en balde afirma el autor que “el tomismo es una gracia”.

-V-

Cinco párrafos a guisa de colofón. Si la relación entre la Cábala y el Progresismo cristiano entraña una relación dialéctica entre Sinagoga e Iglesia, según la cifra nuestro autor, es oportuno recordar lo de S. Mateo
(15, 1- 8): “Entonces se acercaron a Jesús algunos fariseos y escribas venidos de Jerusalén, los cuales le dijeron: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los antepasados?, ¿por qué no se lavan las manos antes de comer? El les respondió y dijo: Y vosotros ¿por qué traspasáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? Dios ha dicho: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldice a su padre o a su madre, sea condenado a muerte. Vosotros, al contrario, decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es ofrenda (para el templo) aquello con lo cual yo te podría haber socorrido, no tendrá que honrar a su padre o a su madre. Y vosotros habéis anulado la palabra de Dios por vuestra tradición. Hipócritas, con razón Isaías profetizó de vosotros diciendo: Este pueblo con los labios me honra, pero su corazón está lejos de Mí. En vano me rinden culto, pues que enseñan doctrinas que son mandamientos de hombres”. Y su lugar paralelo en S. Marcos (7, 5- 13): “Así, pues, los fariseos y ¡os escribas le preguntaron: ¿Por qué no siguen tus discípulos la tradición de los antiguos sino que comen con manos profanas? Les dijo: Con razón Isaías profetizó sobre vosotros, hipócritas, como está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí. Me rinden un culto vano, enseñando doctrinas que son mandamientos de hombres. Vosotros quebrantáis los mandamientos de Dios, al paso que observáis la tradición de los hombres, lavados de jarros y copas y otras muchas cosas semejantes a estas hacéis. Y les dijo: Lindamente habéis anulado el mandamiento de Dios, para observar la tradición vuestra (…), anulando asila palabra de Dios por la tradición que trasmitisteis” (cfr. El nuevo Testamento. Traducción directa del original griego por Mons. Dr. Juan Straubinger. Club de lectores, Buenos Aires 1979).
Dijimos, al comienzo, que este libro encara uno de los temas centrales del pensamiento teológico del Padre Julio R. Meinvielle: la teología de la historia. Si bien subtituló el opúsculo de hace casi cuatro décadas. Los tres pueblos bíblicos en su lucha por la dominación del mundo, “Notas para una filosofía de la historia”, sabe muy bien que, en rigor, no hay stricto sensu una filosofía de la historia: hay una teología de la historia. Sin mengua de la dilucidación metafísica, e incluso socio – cultural, que elabora el teólogo de la historia, sabe muy bien que la historia no conlleva una autopalingenesia que ¡a explique en su raíz profunda y le dé sentido. El origen, la meta y el significado de la historia es por definición metahistórico. No sólo porque sus protagonistas son Dios, el hombre y el diablo – “príncipe de este mundo” en frase de Jesucristo- sino también porque, en última instancia, la historia profana se subordina a la historia sacra, a la historia salvífica. Y su arco y desarrollo temporal lo ha resumido magistralmente S. Tomás de Aquino en el curso “ante legem, sub lege y sub Gratia” (cfr. S. Theol. II – II, 174, 6; Cont. Cent. IV, 55), que concluye temporalmente – es decir históricamente – con la Parusía del Señor , inaugurando en plenitud el definitivo “status Gloriae in Patria”. Dentro de este curso y en provecho de la perfección soteriológica del hombre a través de su historicidad terrenal – valga el pleonasmo – sitúase la Iglesia y su misión de brindarle la salvación redentora de Cristo.
Repitámoslo: la historia profana está – vi vel gratu -, se lo quiera reconocer o no, al servicio de la historia sacra. Esta visión es medular en el pensamiento teológico de nuestro autor. De ahí el presente libro elaborado sin motivos ni argumentos raheces, aventando las falacias de todo progresismo cualquiera sea su laya.
En esta tensión dialéctica gnosticismo cristiamo – progresismo cabalístico y presencia y acción salvífica de Jesucristo de consuno con su Iglesia, inserta el autor, en la conclusión de su libro – verdadera síntesis de dicha dialéctica-, una tesis que consideramos algo peregrina. Distingue, en efecto, entre la Iglesia de las promesas que profesa la doctrina intachable de su Fundador, y la Iglesia de la publicidad al servicio del gnosticismo cristiano y progresista. Y concluye en un mismo Papa simultáneo en ambas Iglesias, es decir, un Papa bicéfalo. El autor propone su tesis como una hipótesis, que la eclesiología aún no la ha estudiado suficientemente. Creemos que el tema, aunque presentado como una posible “quaestio dispútala”, comportaría casi una “contradictio in adjecto”: se es Papa o no se es Papa.
Patéticos resultan los últimos párrafos del libro con la cita del Eclesiastés (3,1 -8). Pero es aún más patética la actual caída gnóstico del hombre que con su civilización actual construye día a día más a prisa la ciudad del Anticristo, la “Civitas diaboli” de S. Agustín versus la “Civitas Dei” del mismo santo Doctor.
La liturgia católica magnifica a la Madre de Dios: “Alégrate, Virgen María, porque tú sola has derrotado todas las herejías en el universo mundo”.

RAÚL SÁNCHEZ ABELENDA
12 de septiembre de 1994
Fiesta del Santísimo Nombre de María

 

Notas

(*) De Lamennais a Maritain, Buenos Aires 194S y 1967,-Correspondencia con el RP. Padre Garrigou Lagrange a propósito de Lamennais a Maritain (ed. bilingüe), Bueno Aires 1947; Respuesta a dos cartas de Maritain al RP. Garrigou -Lagrange, O. P. Buenos Aires 1948; Crítica de la concepción de Maritain sobre la persona humana. Buenos Aires 1948 y 1993 (con un apéndice sobre El problema de la persona y la ciudad)

(**) Cfr. Raúl Sánchel Abelenda, estudio preliminar a Los Tres pueblos bíblicos en su lucha por la dominación del mundo. Notas para una filosofía de la historia. Edic. Dictio, Buenos Aires 1974, pp. 199 – 249

(***) Cfr. Dictionnaire de Thélogie Cathdique, A. Vacant – E. Mangenot. Paris, 1909. Tº II, col. 1271 -1291.

PRÓLOGO

Este libro se propone demostrar que, a través de la historia hu­mana no hay sino dos actitudes fundamentales de pensamiento y de vida: una, la católica, que es la tradición recibida de Dios por Adán, Moisés y Jesucristo, y cuyo insuperado expositor ha sido Santo Tomás de Aquino; la otra, la gnóstico y cabalística, que alimenta los errores de todos los pueblos en la gentilidad y en la apostasía del judaismo primero y luego en la del cristianismo mismo, y que se verifica de modo particular en el mundo moderno.
En su origen primero, estas tradiciones no son dos sino una sola, porque existen únicamente Dios y el bien que procede de sus manos bienhechoras. La tradición perversa y cabalística cobra origen en la tradición buena, que es pervertida por la malicia del hombre, quien, a su vez, se deja seducir y alienar por el diablo. La gran tentación gnóstico de “seréis como dioses” prende en el género humano y lo pierde.
El núcleo esencial de verdades que viene de Dios gira alrededor del misterio inmutable de la Unidad y Trinidad de Dios; misterio de donde viene por creación el Universo y que ha de constituir el objeto de visión de los bienaventurados. Por ello, lo primero y lo fundamen­tal de la doctrina católica es lo inmutable y la metahistoria. Tal prin­cipio gobierna a la historia y al tiempo. Esto explica por qué Santo Tomás en su Suma Teológica se dedica de modo particular a explicar la aludida inmutabilidad y metahistoria. Porque sólo ellas dan razón de la historia. Ya Aristóteles había advertido que sin el Acto no se explica el devenir ni el cambio.
La Cábala mala, por su parte, se funda en el cambio puro, que recibe los nombres de evolucionismo, historicismo, dialecticismo o progresismo. El cambio no se encontraría en la creatura sino en el Creador. Dios se haría con el universo y con el hombre. Dios sería Historia, Evolución, Dialéctica y Progreso. Dios no sería el Esse Sub­sistens, en cuya contemplación durante la eternidad han de encontrar su gozo los bienaventurados, sino que sería un incesante hacerse, un devenir, una praxis, a cuya fabricación ha de aplicarse la creatura.
Estas dos concepciones determinan dos culturas diametralmente opuestas: la una, la católica, que es esencialmente contemplativa, y, en la cual el hombre, en el perfeccionamiento de sus facultades, tiende a contemplar a Dios y sus obras; la otra, la cultura moderna, esencial­mente mágica, operativa y fabricativa, y en la cual el hombre ejerce una acción predeminantemente transitiva y transformadora, buscando la utilidad práctica de las cosas.
El segundo misterio de la tradición católica es el de la Encarna­ción, según el cual el Logos, o la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, se comunica como don al hombre para que éste pueda ele­varse a su vez hasta el Creador. La Humanidad de Jesús, que reúne todas las perfecciones de la Creación, se une en unidad hipostática con la divina persona del Verbo y a través de esta unión levanta toda la humanidad predestinada hasta dentro mismo de la vida trinitaria. Es la unión más alta, sin confusión, de creatura con el Creador. Jesu­cristo, en quien se cumple esta unión, redime y salva a la Humanidad pecadora.
En la tradición o cábala perversa, en cambio, la creatura huma­na tiene la insolencia de levantarse hasta Dios, y, por su propio es­fuerzo, obtener la divinización. No es Dios quien salva al hombre en Jesucristo, sino que es el hombre quien completa y termina a Dios.
La tradición católica es una cultura de comunicación y de servi­cio —un don— que se da en humildad, en pobreza y mansedumbre frente a la cultura cabalística que, con soberbia y avaricia, concentra todos los poderes. De aquí que la concepción cabalística conciba las cosas del mundo como si éstas fueran el verdadero motor de la His­toria. Se absolutiza lo intrascendente y el pecado. San Pablo, en cam­bio, muestra que el mundo de Cristo y de los elegidos mueve en fun­ción propia al mundo, aun el de los malos.
La tradición católica, que culmina en los Santos y en Cristo, es un hilo apenas perceptible en la historia de la humanidad. Sin embar­go, todo el resto no tiene otra razón de ser sino que brille este hilo imperceptible. Las tinieblas de la tradición cabalística, en su gigan­tesca vanidad y grandeza, ofrecen fondo y contraste a la pobreza lu­minosa de la tradición católica.
Nos resta decir una palabra acerca de cómo ha sido compuesto el presente libro. El autor confiesa su limitación en el saber de la len­gua hebrea y de lenguas afines, como el caldeo, cuyo conocimiento le habría permitido un acceso más directo a las fuentes de la tradición cabalística. Además, ha carecido de recursos bibliográficos útilísimos, como, por ejemplo, de la edición “princeps” del Zohar, la de Mantua de 1558-1560, o la de Cremona de 1560. Ha debido contentarse con la consulta, aquí en Buenos Aires, aparte de los artículos corrientes en los principales diccionarios, de las siguientes obras:
Sepher Ha-Zohar (Le Livre de la Splendeur), Doctrine ésotérique des Israélites — Traduit sur le texte chaldáique par Jean de Pauly. 1907-1911, París. Tomos II-Vl (falta el I).
Sepher Ha-Zohar. Doctrine ésotérique des israélites. París, 1906-11, 6 tomos.
Zohar. Translated by Harry Sperling, M. Simón and P. Levertofk. 5 vol. Con introducción de J. Abelson. London, 1949.
Zohar. The book of Splendor. Selected and edited by Gershom Scholem. New York, 1949. Le livre de Zohar. Pages traduites du chaldáique par J. de Pauly. París, 1925, 282 págs. F. Rieder et Cié., Editeurs.
El autor se ha servido en forma especial de la traducción italiana Le Grandi Correnti della Mística Ebraica, de G. Scholem, Casa Edi-trice de Saggiatore, 1965, Milano, y de la traducción francesa Les Grandes Courants de la Mystique Juive, Payot, París, 1968.
Y también:
Henri Serouya, La Kabbale, Grasset, París, 1947.
Siphra Di-Tzeniutha, ouvrage essentiel du Sepher-ha-Zohar, traduction intégrale par Paul Vulliaud, Emile Nourry, París, 1930.
Alexandre Safran. La Cabale, Payot, 1960, París.
Papus. La Cabbale, Editions Dangles, 2ime édition, París.
Georges Vajda, Recherches sur la Philosophie et la Kabbale dans la pensée juive de Moyen Age, Mouton & Cie., 1962, París.
Gershom G. Scholem. Les Origines de la Kabbale, Montaigne, 1966, París.
Gershom G. Scholem, La Kabbale et sa symbolisme, Payot, 1966; París.
Georges Vajda, Introduction á la pensée juive du Moyen Age, J. Vrin,
1947, París. Knorr von Rosenroth, Kabbala denudata. Robert Ambelain, La Kabbale pratique.
Para exponer una tesis tan delicada como la interpretación cris­tiana de la Cábala ha querido ceder la palabra al sabio rabino con­vertido Drach, cuya obra Harmonie entre FEglise et la Synagogue (París, 1844) tiene un valor incalculable.
Por otra parte, en el problema capital de la “cabalización” del idealismo alemán, y en especial de Hegel, se ha inspirado en lo que al respecto escribe Claude Tresmontant, quien, a su vez, ha podido disponer del autorizado trabajo de F. Ch. Baur, Die christliche Gnosis oder die christliche Religions Philosophie in ihrer gestchichtlichen Entwiklung, Tubigen, 1835.
No hace faifa decir que esta tesis de la cabalización de Hegel tie­ne importancia fundamental en el presente libro. Hegel es la madurez de la cultura moderna. Y probar que el pensamiento hegeliano es transposición de “la Cábala equivale a demostrar que toda la cultura moderna es cabalista.
Finalmente debo decir una palabra con respecto a la diversa gra­fía que se emplea en las palabras hebreas. Sólo se ha tenido cuidado de usar la grafía correcta en el trabajo de Drach, que se reproduce en el segundo capítulo bajo el título de “Interpretación cristiana de la Cábala” y que ocupa desde la página 49 a la 71. Allí había que reproducir palabras hebreas escritas con caracteres hebreos. En el res­to, que llena todos los capítulos de la presente obra, no se ha mante­nido un criterio uniforme, sino que se ha utilizado la diversa grafía según el diverso autor, de donde, según el caso, se han tomado las palabras hebreas.
El presente libro amplía y sistematiza, en un esbozo de una Teo­logía de la Historia, mis obras anteriores en especial La Iglesia y el Mundo Moderno. Esta Teología de la Historia gira en torno del problema-eje que mueve la Historia en la presente providencia y que es el problema de la dialéctica Sinagoga-Iglesia. La Cabala es lo más significativo de la Sinagoga, y por ello, su proyección en la Historia constituye lo más fuerte y dinámico que da sentido a toda la vida de la Iglesia. No hace falta advertir que el carácter polémico que pueda revestir la tesis del presente libro se ha de situar en la cumbre en que se desarrolla toda la Historia, que, en definitiva, como lo ha visto maravillosamente el genio de San Agustín, es una polémica entre la Ciudad de Dios y la Ciudad del Hombre.
No me resta sino expresar mi agradecimiento a los editores de Gershom Scholem, de Claude Tresmontant, de A. Koiré y de F. Se-cret, que me han autorizado a utilizar abundantemente los libros ci­tados en la presente obra. Vaya asimismo mi agradecimiento al que­rido amigo Padre Cornelio Fabro, de cuya obra Introduzione all-ateismo moderno, transcribo párrafos importantes.