340 páginas, incluye fotos y mapas
25 x 18 cm.
Ediciones Titania, 2010
Encuadernación rústica
Precio para Argentina: 150 pesos
Precio internacional: 32 euros
Las posibilidades del submarino como arma ofensiva se revelaron, con algo de sorpresa para las partes beligerantes, al iniciarse la guerra en 1914. La existencia de estos barcos influenció la estrategia y la táctica navales en considerable grado.
Las depredaciones de los submarinos alemanes sobre los buques mercantes causaron a los aliados las mayores pérdidas y ocasionaron su mayor preocupación.
En este libro se da la más completa información respecto a ellos, detalles de sus proyectos, número y distribución; la proporción en la cual eran puestos en servicio y se perdían, y en la mayoría de los casos, la fatal suerte que corrieron. Poco habrá, en verdad, acerca de los submarinos alemanes que este libro no mencione.
Se incluye una relación de las pérdidas sufridas por las Marinas de guerra y mercante, ocasionadas por ataques submarinos y por minas colocadas por éstos.
Los métodos que se emplearon para contrarrestar la amenaza submarina están tratados de modo muy completo, y seguramente constituyen una de las partes más interesantes del libro.
ÍNDICE
Prefacio
(por el Almirante de la Flota, Earl Jellicoe, G.C.B. O.M.V.O. LL.D. D.C.L.)
Llamamiento de los autores
I. — Un arma nueva en la guerra naval)
II. — Ensayo y error. La primera guerra contra la navegación comercial (febrero-septiembre 1915
III. — El Mediterráneo. Sembrando la semilla (1915)
IV. — La guerra con limitaciones y su tregua (enero-mayo 1916)
V. — El submarino como arma militar (mayo-septiembre 1916)
VI. — Reanudación de la guerra de crucero (octubre 1916 -febrero 1917)
VII. — El Mediterráneo. Cerniéndose la tormenta (1916)
VIII. — La crisis (febrero-abril 1917)
IX. — La lucha por el dominio (mayo-septiembre 1917)
X. — La penumbra del eclipse (septiembre-diciembre 1917)
XI. — La cosecha. mediterránea (1917)
XII. — El Mediterráneo liberado (enero-noviembre 1918)
XIII. — Ruina en vez de dominio (enero-noviembre 1918)
XIV. — Rendición.
APÉNDICES
El triunfo del convoy…….
Compendio histórico de los proyectos de submarinos alemanes 1904-1914.
Construcción de submarinos alemanes y sus pérdidas
“Ases” submarinos alemanes
Las bajas en la navegación comercial
Construcción de submarinos austrohúngaros, pérdidas, etc.
Submarinos turcos.
Sumario
PREFACIO
Los autores de este muy interesante libro mencionan en sus primeras páginas que los oficiales de Marina alemanes no habían comprendido en los días anteriores a la guerra la influencia que los submarinos habrían de ejercer en la guerra naval; así como no habían sido del todo previstas las posibilidades de la nueva arma para emprender operaciones a largas distancias de sus bases, y sin escolta de buques de superficie.
Del mismo modo, la Marina británica, aunque había considerado el submarino como un barco peligroso para los buques a flote, le juzgaba de corto radio de acción.
Cuando los submarinos alemanes empezaron a ser señalados más allá del mar del Norte, se consideró probable que su aprovisionamiento de combustible se efectuara, bien a flote o en tierra, pero fuera, desde luego, de sus bases litorales
Las posibilidades del submarino como arma ofensiva se revelaron, por tanto, con algo de sorpresa para ambas partes, al iniciarse la guerra en 1914.
La existencia de estos barcos influenció la estrategia y la táctica navales en considerable grado. A menos que una escolta antisubmarina de destructores acompañase a la flota, cuando ésta se hiciese a la mar, serios riesgos de los ataques submarinos podrían amenazarla. Hasta bien avanzado el 1915 no se logró asignar a la Gran Flota número suficiente de destructores para proteger la Escuadra de combate adecuadamente; y una cortina antisubmarina para los cruceros no se obtuvo hasta el final de 1916.
Pero fueron, por supuesto, las depredaciones de los submarinos alemanes sobre los buques mercantes las que causaron a los aliados las mayores pérdidas y las que ocasionaron su mayor preocupación, especialmente su gran rendimiento en la que fue llamada guerra ilimitada del submarino; por ejemplo: el hundimiento de buques mercantes a la vista y sin aviso.
En las páginas que siguen se da la más completa información con respecto a los submarinos alemanes, detalles de sus proyectos, número y distribución; la proporción en la cual eran puestos en servicio y se perdían, y en la mayoría de los casos, la fatal suerte que corrieron. Poco habrá, en verdad, acerca de los submarinos alemanes que este libro no mencione, estando seguro de que será leído con el máximo interés, tanto por los oficiales de Marina como por el público en general.
Se incluye una relación de las pérdidas sufridas por las Marinas de guerra y mercante, ocasionadas por ataques submarinos y por minas colocadas por éstos.
Los métodos que se emplearon para contrarrestar la amenaza submarina están tratados de modo muy completo, y seguramente constituyen una de las partes más interesantes del libro.
En las páginas 127 y 128 se hace mención del inapreciable trabajo de la Sección antisubmarina del Almirantazgo, a este respecto; y el inmenso desarrollo de las cargas de profundidad ofensivas está tratado en las páginas 128, 129, 150 y 280. Sin este desarrollo, la institución del sistema de convoyes no habría logrado el éxito que alcanzó.
Las dificultades que se encontraron hasta esta nueva orientación están bien delineadas en las páginas 147, 149 y 178. En estas últimas se menciona el hecho de que aún tan tarde como en septiembre de 1917, necesitábamos todavía 41 cruceros y 65 destructores o cañoneros para completar los convoyes en el Atlántico, y 74 buques de escolta (destructores, cañoneros y pesqueros) para establecer los convoyes en el Mediterráneo. Esta declaración es prueba bien clara de las dificultades con las cuales luchábamos durante el año 1917.
Debido sólo al espléndido trabajo de la Marina británica, con la inapreciable ayuda de los pequeños buques afectos a ella, tripulados por pescadores, por R. N. R. y por R. N. V. R. (oficiales y marinería), combinado con el valor de oficiales y gente de nuestra Marina mercante, a quienes los peligros no asustan, pudimos sobrellevar el período en que nuestras medidas antisubmarinas no estaban aún en eficiencia. El recuerdo de aquellos días debe servir para traernos a la memoria la suerte que correría el Imperio si se olvidase alguna vez la absoluta necesidad de que nuestras comunicaciones marítimas estén siempre aseguradas.
Jellicoe, A. F