García Hispán Editor
1999
337 págs.,
15×22 cms.
Tapa: blanda
Precio para Argentina: 119 pesos
Precio internacional: 17 euros
La Espada del Islam es un libro inédito dentro de la literatura actual sobre el movimiento voluntario que apoyaron al Ejército Alemán en la II Guerra Mundial. Nunca antes se había descrito con tanta exactitud, quizás muy de pasada, sobre este grupo de voluntarios árabes que formaron en Europa la avanzadilla del Islam contra el Bolchevismo. Como no podía ser menos, el profesor Carlos Caballero es el encargado de irnos desmenuzando detalladamente la odisea de estos combatientes, narrando sin igual y de forma muy amena los frentes dónde estuvieron sirviendo a lo largo de toda la guerra.
Descubrir en las puertas del siglo XXI hazañas como las aquí descritas, y comprobar cómo pieza a pieza encaja un puzzle-mosaico que fué realmente el embrión de las Waffen SS, donde cada país y cada pueblo tenía su representación de voluntarios unidos por un único ideal, es el resumen más elocuente y claro que el lector podrá sacar del fondo de este texto.
La Espada del Islam fué editada en 1989 en una reducida tirada que se agotó en mes y medio. Esta segunda edición se ha visto mejorada sobre todo por la amplísima documentación gráfica inédita aportada por el autor, y los planos y uniformes que nuestro buen amigo y excelente dibujante, Carlos Sampedro Moreno, aporta también a la obra.
ÍNDICE
Introducción……………………………………………………………………………………………….. 9
Capítulo I. El Islam, la modernización y el fascismo…………………………………… 15
Capítulo II. El Mundo árabe en las vísperas de la II. G.M. . .25
Capítulo III. Palestina: la agresión sionista……………………………………………….. 53
Capítulo IV. La Eje y la causa árabe…………………………………………………………… 67
Capítulo V. La Blitzkrieg y los árabes………………………………………………………… 85
Capítulo VI. La Revolución Árabe en Iraq ………………………………………………… 99
Capítulo VII. La Guerra en Iraq, Siria e Irán……………………………………………… 109
Capítulo VIII. Las primeras unidades de la Wehrmacht y
del Ejército italiano ………………………………………………………………. 129
Capítulo IX. El Mutfí y Al-Gaylani. Los árabes entre
Roma y Berlín ………………………………………………………………………. 141
Capítulo X. La invasión del Mogreb………………………………………………………. 159
Capítulo XI. La Legión Árabe en Túnez…………………………………………………. 171
Capítulo XII. Los árabes en Francia y el III Reich.
La Legión norteafricana……………………………………………………….. 183
Capítulo XIII. El 845° Batallón árabe………………………………………………………. 189
Capítulo XIV. Voluntarios árabes ante Berlín ………………………………………… 203
Capítulo XV. La Lucha continúa…………………………………………………………….. 209
Apéndice I. Las izquierdas europeas y la lucha
anticolonialista ………………………………………………………………….. 219
Apéndice II. El Mundo árabe y la Gran Bretaña en la
I Guerra Mundial ……………………………………………………………….. 225
Apéndice III. El Führer y el Islam. Ideología y estrategia . .237
Apéndice IV. Los musulmanes ante el nazismo………………………………………. 243
Apéndice V. La política española en Marruecos y el
nacionalismo árabe……………………………………………………………. 245
Apéndice VI. Cronología de la guerra de enero a
agosto de 1941 ………………………………………………………………….. 253
Apéndice VII. Churchill y la guerra del Próximo Oriente . . .259
Apéndice VIII. Las Directivas del Führer núms. 30 y 32 . . .265
Apéndice IX. La entrevista del Führer con el Gran
Muftí de Jerusalem……………………………………………………………… 269
Apéndice X. Cronología específica ……………………………………………………….. 275
Documentos gráficos …………………………………………………………………………… 291
Cartografía……………………………………………………………………………………………… 317
Uniformes………………………………………………………………………………………………. 329
INTRODUCCIÓN
8 de mayo de 1945. En toda Europa y en América los aliados están celebrando el “VE-Day”, el Día de la Victoria en Europa: grandes manifestaciones, enormes desfiles y otros eventos festejan la derrota de Alemania. Pero no hay tanto júbilo en el resto del mundo. En África del Norte, no; desde luego. Los árabes del Mogreb no creían que la derrota de Alemania supusiera alivio alguno para la humanidad:
“La fecha de los desfiles triunfales en Argelia era el 8 de mayo de 1945. Antes de que se realizaran hubo algunos pequeños incidentes -lanzamiento de piedras, leyendas amenazadoras en las paredes- pero nadie llegó a sospechar la magnitud del horror que se avecinaba. En la pequeña localidad de Setif de mayoría musulmana, la celebración de la paz se transformó en una carnicería. El desfile militar asumió un carácter amenazador y se hicieron disparos de armas de fuego. La población musulmana respondió con cinco días de matanzas: los 20 gendarmes de la población fueron abatidos y 103 colonos europeos murieron. Años de resentimiento reprimidos habían explotado en un momento. La reacción del Ejército francés fue salvaje. Unidades militares asolaron indiscriminadamente las aldeas, procediendo a ejecuciones sumarias; las poblaciones musulmanas fueron bombardeadas desde aire y mar. Por lo menos unos 500 argelinos perecieron de esa forma, pero la venganza más sangrienta fue la que llevaron a cabo los colonos. Oleadas de linchamientos condujeron a un verdadero reino del terror: entre 4.000 y 35.000 argelinos, según las fuentes que se utilicen para recabar estos datos, murieron en las represalias por la matanza de Setif (1).
Setif marcó el inicio de la lucha que conduciría a la liberación del Mogreb, la última gran región del mundo árabe sometida directamente al régimen colonial. No es casualidad, ni mucho menos, que esa lucha se iniciara el 8 de mayo de 1945. Durante los años 30 y 40 los árabes habían confiado en que Alemania derrotara a las potencias imperialistas que les sojuzgaban – Francia e Inglaterra-. Y en que de esta derrota surgiera su libertad y su independencia. Derrotado el III Reich, los árabes comprendieron que ya no podían confiar en ninguna potencia europea. La Independencia sólo podía ser el fruto de su propia lucha. Y en ella se empeñaron. Fue una lucha larga y cruel, que le costaría a Argelia, por ejemplo, un millón de muertos.
Los árabes -y no sólo los del Mogreb, también los del Próximo Oriente-consiguieron con su duro sacrificio lo que con la ayuda del Eje se hubiera logrado fácilmente. Pero, al fin y al cabo, lo consiguieron. Por desgracia para el Eje, sus dirigentes fueron incapaces de valorar correctamente la fuerza y el empuje del nacionalismo árabe. Fuerza y empuje que quedaron bien manifiestos cuando los pueblos árabes, sin más apoyo que el de las restantes naciones de su raza, lograron su objetivo final: la descolonización.
Este libro trata sobre las unidades de voluntarios árabes que sirvieron en la Wehrmacht y también en el Ejército Italiano. Sin embargo, para comprender su génesis, su evolución y el desarrollo que llegaron a alcanzar ha sido imprescindible abordar aspectos históricos que no son puramente militares. Dado el etnocentrismo que caracteriza a nuestra cultura y que conlleva un casi absoluto desconocimiento de la historia de los pueblos no occidentales, al trazar el sustrato histórico en que se enmarcan estas unidades de voluntarios árabes, hemos tenido que extendernos mucho.
En todos los volúmenes de la colección “Legionarios Europeos en la II GM” venimos prestando atención al trasfondo político y a los antecedentes históricos que justifican la existencia de las distintas fuerzas extranjeras enroladas en la Wehrmacht. En el presente volumen, el estudio histórico ha de ser forzosamente más amplio y profundo. Por desgracia, en Occidente se ignora aún todo, o casi todo, del mundo árabe.
Síntoma elocuente de este menosprecio hacia lo árabe es la escasa atención que se les ha brindado en los estudios hasta ahora existentes sobre las unidades extranjeras de la Wehrmacht. Se dice muy poco sobre ellos y, lo poco que se dice, está plagado de inexactitudes. Y que conste que quien esto escribe es quien, antes que nadie, debe reconocer su culpa. En mi libro “Wehrmacht Foreign Volunteers 1941-45″ -Osprey, Londres, 1983- cometí tantos errores al hablar de los voluntarios árabes que ahora no puedo sentir sino la más profunda vergüenza. Autores más reputados que yo, como David Littlejohn, autor de una obra monumental como es ”Foreign Legions of the Third Reich”, en cuatro volúmenes, cometía igualmente muchos fallos e incurría en demasiadas omisiones (2). Sólo recientemente el tema está recibiendo un tratamiento más adecuado. Así, por ejemplo, Hans Werner Neulen, en su magnífico “An Detuscher Seite. Internationale Freiwilli-ge von Wehrmacht und Waffen SS” (3) aportaba datos muy importantes, bien contrastados, aunque subsistan algunas zonas de sombra. J. Lee Ready, en “The Forgotten Axis. Germany’s partners and Foreign Volunteers in World War Two” (4), también aportó datos inéditos y dio pistas a seguir por los investigadores.
El historiador que desee realizar una investigación sobre estos hechos apenas puede partir de fuentes publicadas y ha de buscar forzosamente en los archivos. Los documentos, afortunadamente, existen. Al acabarla II GM, el Servicio Histórico del Cuartel General del Ejército norteamericano en Europa (5) ordenó a los altos oficiales alemanes, que se encontraban prisioneros, que redactaran amplios estudios sobre distintos aspectos de la historia de la ya derrotada Wehrmacht. Estos estudios constituyen hoy una preciosa fuente de documentación. Existe uno dedicado al tema de “La Explotación por Alemania de los Movimientos Nacionalistas Árabes en la II GM” (6), debido al general alemán que fue responsable de la cuestión, Helmuth Felmy. Este fantástico documento fue completado con apéndices de los generales Halder y Warlimont pero, sobre todo, con un interesantísimo documento debido a Fritz Grobba, quien antes de la guerra fue Embajador alemán en Iraq y Arabia Saudita.
* * *
A lo largo de muchos siglos los europeos y los árabes han sido enemigos. Basta evocar la Reconquista y las Cruzadas para comprender la profundidad de este brutal y prolongado choque entre dos culturas. Pero no sólo hubo sangre y destrucción. Los árabes salvaron para Europa la cultura clásica griega que el oscurantismo del primer cristianismo trataba de borrar. Sólo gracias a los árabes, que la asimilaron en su conquista de Egipto y Siria, han llegado hasta nosotros la filosofía y la ciencia helenas. En realidad, Europa debe a los árabes mucho más de lo que a primera vista podríamos imaginar y, desde luego, mucho más de lo que los europeos de hoy parecen admitir (7).
Pero no se trata sólo de reconocer lo que los árabes nos aportaron. Se trata de superar la arabofobia impuesta a nuestra sociedad por los medios de “comunicación”. Los árabes y los europeos no han sido siempre enemigos. Y, sobre todo, en el futuro deben superar pasadas enemistades. La colaboración política y militar entre Europa y los países árabes es posible además de necesaria. De hecho, existen precedentes: los que vamos a ver en es-te libro. Enterremos los mitos de Covadonga y Poitiers: ¡han pasado siglos desde entonces! Mucho más cerca en el tiempo, en el curso de la II GM, los árabes mostraron de mil maneras su disposición a luchar, hombro con hombro, junto a los alemanes y demás soldados europeos, contra las dos fuerzas que representaban entonces el mayor peligro para Europa: los EUA y la URSS. Lástima que Europa no escuchó la llamada de los árabes.
El año 1945 la Europa derrotada se transformó en un inmenso acantonamiento de tropas norteamericanas y soviéticas. Europa había sido liquidada. Pero los árabes se lanzaron a la lucha contra los vencedores de entonces. Una lucha que dura hasta hoy mismo. Han sido, fundamentalmente, los musulmanes los que se han empeñado en combatir a los vencedores de 1945. Los “pasdaranes” de la revolución islámica iraní humillaron como nadie lo ha hecho a los arrogantes norteamericanos. Los “mujahidines” afganos derrotaron al Ejército soviético y lo expulsaron de su país, algo único desde 1945. Esta derrota, no lo perdamos de vista, ha hecho más por la liberación de Europa Oriental que la existencia de la OTAN. Y, sobre todo, los infatigables “fedayines” palestinos mantienen con vigor su lucha contra el sionismo: ¡que tres magníficos ejemplos para los europeos de hoy, que contemplan sin sonrojo la ocupación militar de sus países por los vencedores de 1945!
A un pasado de enfrentamientos -ya superado, insisto- debe suceder desde hoy mismo un futuro de colaboración entre Europa y el mundo árabe. La lucha contra los enemigos comunes -los EUA y la URSS- así lo impone. Y esta necesaria y deseable colaboración tiene un precedente en la II GM: sólo se trata de no repetir los errores que entonces se cometieron.
Por todo lo hasta aquí expuesto, hemos considerado que el estudio de los voluntarios árabes en la Wehrmacht merecía un lugar especialmente destacado en nuestra colección “Legionarios Europeos”.
Carlos Caballero Jurado
NOTAS
1. AAW, “Guerras en la Paz”, Barcelona, 1983, vol. II. Cfr. p. 486. Esta feroz política de represión fue apoyada por el PCF: “El PCF, con ministros en el Gobierno de París, anunció, defendió y exigió la represión en un comunicado del Comité Central en que denunciaba la insurrección de Constantino (región en la que está Setif, N.d.A.) como un ‘complot fascista’, una ‘provocación de agentes hitlerianos’ que debía ser inmediata y severamente reprimida. ‘Es necesario, con urgencia -dice la declaración del Comité Central- castigar sin piedad y rápidamente a los organizadores de la revuelta y a los agentes que la han preparado’. Y un mes después, con ocasión del X Congreso del PCF, Maurice Thorez (Secretario General, N.d.A.) adopta idéntica actitud que ¡a del Prefecto de Constantino, amenazando y calumniando a los nacionalistas y proponiendo el ‘desarme de los soldados, suboficiales y oficiales argelinos que han participado en la II G.M.”‘. Cfr. M.Martín, “El Colonialismo Español en Marruecos, 1860-1956”, París [ed. Ruedo Ibérico], 1973. p. 210. Este libro, debido a un miembro de PCE, es una magnífica autocrítica sobre la política de las izquierdas europeas ante el problema colonial. Sobre este tema, véase el apéndice I.
2. D. Littlejohn, “Foreign Legions of the Third Reich”, San José (California), vol. I. (1979), cfr. pp. 198-199. Vol. II (1981), cfr. p. 287.
3. Munich, 1985, cfr. p. 361 y ss.
4. Jefferson (Carolina del Norte), 1987.
5. Historical División, Headquarters United States Army, Europe.
6. “Die Deutsche Ausnutzung der Arabischen Eingeborenenbewegung in Zweiten weltkrieg”. Referenciado como MS P-207. El documento se encuentra hoy también en los Archivos Federales alemanes. Consta de más de 300 folios.
7. Sobre la aportación árabe a la cultura europea, cfr. S. Hunke, “Le so-leil d’Allah brille sur l’Occident”, París, 1984.